miércoles, 7 de marzo de 2018

¿Cómo era la vida en la dictadura Argentina?

Hoy Argentina despertó con la noticia de la muerte de quien fuera el último presidente de facto de la dictadura militar, Reynaldo Bignione, si bien el llamado "Proceso de reoganizacion nacional" termino hace más de 30 años las secuelas, tanto económicas como culturales, quedaron por muchos años.
La generación nacida desde 90' en adelante no sabemos (ni lo sabremos) lo que era vivir en esa época, por eso aquí dejo un fragmento de algunos testimonios, simplemente para tener conciencia, madurar y trabajar como sociedad para que esto nunca vuelva a suceder.



1) Si ibas a bailar, en la disco te prendían las luces, entraba la policía o el ejército al boliche. Todos contra la pared, y a mostrar documentos. Con un poco de suerte no te llevaban por "averiguación de antecedentes".


2) Viajar de noche en colectivo era una aventura. Te podían parar en cualquier lugar, hacían bajar a los pasajeros. Brazos contra el colectivo y a mostrar documentos. Si tenías suerte no te llevaban. Debías explicar de dónde venías y adónde ibas. Si eras menor de edad (menos de 18) y estabas solo ibas seguro a la comisaria. Tus padres o tutores debían retirarte.










3) En las escuelas no se permitía en pelo largo. Maestros o preceptores te negaban la entrada si tenías el pelo largo. Te obligaban a ir al peluquero.
















4) Te podían echar de un trabajo de la noche a la mañana, y muchas veces no había posibilidad de reclamo ni indemnización.




5) Caminar por la calle después de las 22:00 h era una aventura: te podía parar un auto con "cieguitos" (Falcon verde con 4 monos adentro). Debías justificar qué hacías caminando por la calle a esa hora.




6) Existían las "razzias". Se usaban colectivos fuera de línea, en lo que levantaban a la gente que caminaba por las calles o estaban en las paradas de colectivos. Ibas a una comisaria por "averiguación de antecedentes": 24 horas detenido sin cargo alguno.

7) Contestarle mal a un policia equivalía a un suicidio: te llevaban a la comisaria, y a base de manguerazos y trompadas te hacían entender de tu error.

8) Si tenías pelo largo (o un "agente del orden" consideraba que lo tenías largo) te ganabas una cita con el peluquero de la seccional, que se encargaban de corregir tu look.

9) Tener una antena satelital en tu casa era un delito. Los pocos que accedían a esa tecnología para ver canales del exterior debian esconderlas dentro de tanques de agua vacíos.

10) Viajar en un tren sin boleto era un delito. Los guardas tenían poder de policía, y te sacaban el reloj o algo de valor, que quizás te devolvían si pagabas la multa.

11) Hablar de politica era una utopía. Podías llegar a ser denunciado anónimamente por ese atrevimiento.

Quizas muchos de ustedes recuerden algunas cosas más. Esto le pasaba a cualquier hijo del vecino, no solo a que "andaban en cosas raras". A pesar de todo lo nombrado anteriormente, igual había robos (porque ladrones existieron siempre) solamente que la dictadura no dejaba difundir casos policiales. (Esto lo digo para los que ahora dicen que en ese tiempo no había inseguridad).
Muchos menores de 35 nunca llegaron a vivir esto, por eso es bueno recordarles para que tomen conciencia de lo que se debe defender.

SERGIO HORACIO ROSALES: en Bahía Blanca la policía llegó a prohibir andar por la calle en pantalones cortos, ridiculez que era desafiada por los jugadores de basket extranjeros que jugaban en los equipos locales porque con ellos no se animaban.

VENGADOR RECARGADO: En el 2014, muchos votaron por primera vez a los 16 años. En 1983, votaba por primera vez gente de 25 años.

MARTIN CASARINO: ¿Te acordás que en nuestro colegio había soldados con fusiles FAL patrullando en la terraza?

MARIANO MÓNACO: conmovedor y excelentemente expresado.

MIJAEL BERGALLO: Lamentablemente, hay muchos que vivieron la dictadura que se olvidaron o que lo toman como algo normal (hasta virtuoso) y que debería reinstaurarse.

ANDREA LAURA COSTA: La mayor parte de los robos "comunes" (digamos, objetos de valor de casas) eran perpetrados por los mismos agentes del orden. Le teníamos infinitamente más miedo a un cana que a un chorro.

EUGENIA FIORDIMELA JASAPIS: Mi papá una vez discutió con un policía que lo paró yendo en el auto y casi nos "llevan" (a mi papá, a mi mamá y a mí, que era bebé).

BEATRIZ HAAL: Creo que es inútil. Yo nací en 1951, las historias de la Segunda Guerra Mundial o de la Guerra Civil Española me apasionaban (por mi familia anarquista). Pero habían pasado 20 o 30 años, muchos menos que estos 38 años (desde 1976). Los jóvenes lo sienten como historia, como algo que fue, lejano.

ALDI NEREA: Y si ibas en grupitos de 4 o 5 ya eran todos terroristas y adentro.

ROXY MARTIN: ¡Y yo viví todo esto en Bahía Blanca! Con dos bases militares, y el diario "La Nueva Provincia", que también regenteaba los dos canales de televisión.

SERGIO HORACIO ROSALES: Muchos se peinaban con gomina y disimulaban el pelo largo haciéndose una colita que escondían bajo el cuello de la camisa, pero los celadores de esa época (auténticos milicos ad honorem los turros), te buscaban con un lápiz para descubrir el pelo escondido. Es una cosa de no creer cómo los militares convirtieron en sus aliados a gente que en otras circunstancias jamás se hubiera comportado así.

BIANCA NAVARRO: Agradezco tanto haber nacido en esta epoca. Y me jode demasiado cuando algún imberbe de mi edad (tengo 19) dice estupideces como "no vivas del pasado" o gente grande, con una vida hecha y con algún que otro conocimiento dice "con los militares estábamos mejor, se necesita mano dura". Esos dichos me duelen, bastante.

JORGE VIDAL MARTINEZ: No estaban autorizadas las reuniones en la vía pública, tres personas ya era considerado multitud. Por eso a mis 14 años de noche salíamos en fila india. Y aun hoy con 53 años, no paso por enfrente de una comisaría ni caminando ni en auto.

TAMARA MAYDANA: Y yo recién me tuve que fumar a cuanto boludo que dice "que vuelvan los militares", que "con ellos se acabaría la inseguridad", que "ahora es igual que antes porque te secuestran y te matan", que "si los mataron es porque algo habrán hecho", que "se tenía más miedo a los subversivos que a los militares", y puedo seguir toda la noche. Pero bueno, que agradezcan que pueden opinar, votar y salir con sus cacerolas hoy en democracia.

CABALLERO ANDANTE: Vos decís que "Tener una antena satelital en tu casa era un delito. Los pocos que accedían a esa tecnología para ver canales del exterior debian esconderlas dentro de tanques de agua vacíos". Pero las primeras antenas satelitales de uso domiciliario las trajo el Grande Jefe Aurora Grundig, a fines de 1984. La antena era de aluminio de 8 sectores y era enorme. ¿Explicame eso?

VENGADOR RECARGADO: Antes del Grundig de 1984, algunos podían comprar antenas satelitales en Brasil o en Estados Unidos. Generalmente las tenian los dxistas o los radioaficionados. El uso de parabólicas en casas particulares comenzó en 1975. De todas maneras tambien te tendría que explicar que la televisión a color existía en el mundo desde 1953, mientras que los argentinos tuvimos esa tecnología en 1978.

MARTA PETRELLO: Las antenas de radioaficionado estaban prohibidas. Si te la pescaban era "marche preso".

SERGIO HORACIO ROSALES: en ese tiempo si hacíamos un cumpleaños en casa debíamos avisar a la comisaria, informando cuántos seríamos y hasta qué hora estaríamos. No podías hacer una reunión de tres o más personas en la calle, Las propagandas por la televisión metían miedo a los padres, preguntándoles si sabían dónde estaban sus hijos en ese momento y arengando que denunciaran a sus vecinos si parecía que había algún comportamiento extraño.

MILENA SESAR: A mí me llevaron, junto a muchos que andábamos por la plaza de San Isidro a horas "indebidas", y usaron el auto de mi novio para cargar gente también. Y otra vez un supuesto cana quiso "aleccionarnos" acerca de lo jodida que estaba la calle. Entonces nos amenazó de muerte con un arma. Eso sí, "¡jugando, tontita, no ves que es una joda!". Después nos dijo (con palmadita en el hombro al macho incluida): "Vayan, por esta vez zafaron, pero no los quiero ver más por aquí".

MARCELA PATRICIA FUENTES: Además de lo de los boliches, que era tan traumático y violento, tenías a Gendarmería en la puerta de las escuelas. Cuando no, la recorrida por las casas pidiendo documentos. Eso y mucho más dejó, por lo menos en mí, un pánico que aún hoy tengo cuando, por ejemplo, veo policías en la ruta controlando el tránsito. Y ni hablar de que me paren: ¡me paralizo!

VENGADOR RECARGADO: Eso nos pasa a muchos mayores de 40, que no salimos a la calle sin documentos. Porque te acostumbraste a que en aquella época no tener documentos podía equivaler a no volver a tu casa.

GABI PER: Lo del DNI es así, marcado a fuego. En 1978 (yo tenía 10 años) los milicos pararon el colectivo en el que viajaba, bajaron a los hombres y a pesar de que era una nena y tenía el guardapolvo blanco, también me pidieron documentos apuntándome con el fusil. Son cosas que no se olvidan nunca.

TAMARA MAYDANA: Qué loco lo que estoy leyendo, yo nací en el 83, no me imagino lo que habrá sido vivir así.

GABI PER: Sí, Tamara Maydana. Teniendo 10 años pero siendo hija de militantes buscados por el Ejército, era conciente de la necesidad de tener el DNI encima. Además siempre llevaba una especie de tarjeta que me había hecho mi viejo con el teléfono de mi abuela "por si pasaba algo". Lo loco no era que yo llevara el documento encima, sino que los milicos se lo pidieran a una niña de 10 años volviendo de la escuela.

VENGADOR RECARGADO: Te lo confirma cualquiera. Esa vida era la gente de clase baja o la de clase media.

GABI PER: Hija de una delegada sindical y de un militante de izquierda, en 1976 hacía ya tiempo que andábamos de casa en casa. Hice segundo grado en 4 escuelas distintas.

TAMARA MAYDANA Sí, mi abuelo era de clase media baja, delegado en su fábrica. Crecí con historias de esas épocas, pero siempre hay más cosas que no puedo creer y por las cuales no puedo evitar indignarme.

ADRIAN HECTOR CICCARELLI: Con tu permiso me lo llevo a mi muro, tengo muchos "cerebros lisos" añorando estas épocas que solamente conocen por relatos de muchos idiotas mayores, que tuvieron suerte.

ORNE TESTA: La gente no tiene memoria, hoy tenemos lo más hermoso que puede tener un ser humano y es la democracia. Jamás olvidemos eso, por nosotros y por los 30.000 desaparecidos y muertos antes, durante y después de la dictadura. En honor a ellos defendamos todos los días la democracia.

RAQUEL PATERNOSTTI: Muchos de ustedes no se imaginan lo que era ir a la facultad en esa epoca. Yo era laburante y estudiaba de noche en la Facultad de Humanidades (en Rosario). Doblar la esquina y salir corriendo porque los militares se llevaban a cuanto joven pasaba por la calle. compañeros de comisiones que un día estaban y al otro no, nadie sabía de ellos. Tener que correr cuadras y cuadras pues te perseguían. Y además con caballos. Terrible, inolvidable. Nunca más, por Dios.

MIRIAN PRIETO: Escucho como todos el discurso obtuso de la falta de seguridad. Me cansan tremendamente. Te pueden robar bienes materiales. Se pueden recuperar. Es verdad que a veces también matan. Pero ser muerto en vida es tremendo. Durante años anduve con tratamientos psiquiátricos. Psicológicos. Con el terror en las venas. Mi delito: ser estudiante de Bellas Artes. Sinónimo de ser prostituta, comunista y drogadicta. Tres veces me detuvieron por portación de carpetas con dibujos. Una vez en la comisaria de la Boca. Dos en la de la calle Defensa y avenida Garay. Estuve muy enferma. Lo que me robaron no me lo puede devolver nadie. Ellos se llevaron mi juventud. Después del 2003, sin darme cuenta, fui perdiendo el miedo. Deje de tener ataques de pánico y hago una vida normal. Lo que pude salvar fueron mis sueños.

VENGADOR RECARGADO: Copio una lista de canciones prohibidas. Son apenas 3 de las 50 paginas del listado de canciones prohibidas en la dictadura. Figuran éxitos de autores que van desde León Gieco hasta Luis Alberto Spinetta, pasando por César Isella, Cacho Castaña, Eric Clapton, Queen y Pink Floyd, entre tantos otros. Escuchar esto en casa era tener un pasaporte al campo de concentración en la ESMA.

ELFI MOLINA: El gobierno militar, con la firma del jefe del Estado Mayor del Ejército, Roberto Viola, puso a circular las instrucciones de la "Operación Claridad", orientadas a detectar y secuestrar bibliografía considerada "marxista" e identificar a los docentes que aconsejaban "libros subversivos". Algunos libros fueron prohibidos por malas interpretaciones de sus títulos, como el caso de "La cuba electrolítica" (un libro de física; una cuba es un recipiente rectangular para operaciones químicas), que fue censurado porque contenía la palabra "cuba" en el título, o el caso de "Cinco Dedos", que era un libro infantil escrito en la Alemania Occidental, en donde una mano verde persigue a los dedos de una roja que, para defenderse y vencer, se une y forma un puño colorado. Por esta última obra estuvo detenido 127 días "a disposición del Poder Ejecutivo Nacional" el director de Ediciones de la Flor, Daniel Divinsky, junto al editor Kuki Miler. http://censura-no. blogspot. com. ar/

JANIS JO: Mi hermana y yo nacimos en 1976 y 1977. Imagínense: a los tres años jugábamos dentro de casa gritando: "¡Policía, policía!" (Tengo un recuerdo medio borroso). Mi mama nos hacía callar y nos retaba, diciendo que no se nos ocurriera gritarlo en la calle. Me quedó tan marcado, que de más grande le pregunté por qué. Obviamente ella sabía que algo malo estaba pasando en esa época, pero no podía ponerlo en palabras.


RAQUEL PATERNOSTTI: Yo laburaba como docente en una escuela primaria, detuvieron a una compañera y no pudimos entrar más al salon hasta que los milicos nos dieron la orden. El armario con la bibliografia de sexto grado fue incautada. Nos obligaban a usar pantalones azules, ir a los actos el mismo día de la recordación, debíamos usar un vocabulario acorde con sus nornas. En los concursos de ingreso a la docencia teníamos que escribir textuales palabras de las establecidas para la Ley de Educacion. Mejor ni acordarme. Pero no me olvido.

PAULA CATTÁNEO: Mi abuela horneó los discos de Cafrune y de la Negra Sosa antes de tirarlos, así no podian reconocerse.

LAMERDE PÉREZ SOSA: Lo mío en comparación con otras historias es una pavada, pero también pasaba. Buscando en plena noche una veterinaria para nuestro perro por Capital, y siendo nosotros de provincia, no tuvimos mejor idea que meternos sin querer de contramano. De repente, una luz que nos cegaba nos obligó a frenar. Bajan de un vehículo (que por el reflector no se podía distinguir cuál era) cuatro o cinco tipos con armas largas apuntándonos. Todos abajo, menos el perro, que estaba enfermo, y yo que era chiquita. Revisación y explicaciones. "Que esto no vuelva a suceder", dijeron. Eran los de las fuerzas de seguridad. "¡Uf, menos mal que eran policías", pensé. Yo con aproximadamente 9 años creí que eso era lo normal. Que inconsciencia.

GUADALUPE ALICIA BUSNADIEGO: Un pequeño detalle sobre las escuelas: los alumnos no podían ir en zapatillas. Las mujeres, tanto alumnas como docentes, teníamos prohibido el uso del pantalón. Polleras para todas, aunque muchas profesoras llegábamos a la terminal a tomar el colectivo de las 5:45 de la mañana para ir a dar clases a los pueblos.

ALIZZ REY: Yo recuerdo que tenia 6 años y mi papá venia cantando una cancion prohibida en el taxi, tipo 10 de la noche. Cuando llegamos a casa había militares con armas y querían llevarse a mi papá por cantar esas canciones. O sea hasta los taxis escuchaban. Y recuerdo a mi papá llorar como un niño porque lo echaban de los talleres donde conseguía trabajo solo por ser gremialista. Y tantas otras cosas que nos tocó vivir en nuestra infancia.

MARÍA ESTER VERÓN: En mi laburo (estatal) aparecieron de la noche a la mañana carteles que decían "área restringida" y soldados con el fusil listo, por si tenías dudas. Pasábamos por pinzas, retenes. En la facultad en cada aula había un cana (hombre o mujer), disfrazado de alumno. Pero se les notaba demasiado.

JORGE EDUARDO POLETTI: Yo empecé la facultad en 1976, justo cuando se dio el golpe. Como decís, Vengador Recargado, no se podía entrar con el pelo largo, ni con zapatillas tampoco! Durante todo 1976 y gran parte de 1977 había una guardia militar en la puerta, y solo entrabas a la facultad si tenías documento (la libreta de estudiante), y si pasabas la inspeccion ocular del milico (generalmente un oficial joven) de turno. En ingeniería se usaba un maletín para llevar las carpetas y los libros, que por supuesto era cuidadosamente revisado al ingresar al edificio. Afuera, en la playa de estacionamiento, uno o dos camiones militares con soldados armados, y en varias oportunidades vimos algunos compañeros cargados en esos camiones, vaya a saber por qué motivo y vaya a saber adónde terminaron!

JORGE CALZA: La hija de un vecino fue con su escuela, a Canal 9, a un conocido programa donde los chicos competían por el viaje de egresados. Al doblar en una esquina con la camioneta, dirigiéndonos a la emisora, nos topamos con un retén militar en la calle República de la India. Fue inútil explicarles que debíamos llegar antes de la finalización del programa. Pero tuvimos suerte, no nos hicieron nada. Y una hora después de que terminó el programa (cronometrado) nos dejaron continuar.

RAFAEL CAMPODÓNICO: Siempre me interesó leer las historias de qué pasaba en aquella época. Nací en 1980, por lo cual no lo viví realmente. Me da mucha tristeza, pero sé que es necesario: "La memoria estalla hasta vencer a los pueblos que la aplastan y que no la dejan ser libre como el viento".

ATILIO DE GROSSI: Acordate que estas bestias prohibieron "El Principito", y ni hablar de los mas de 1000 temas musicales que no se podían pasar en la radio. Prohibieron la matemática moderna.

DIEGO GUARAZ: esta publicación y los comentarios de los que la vivieron son todo un documento histórico. Increíble

PABLO VÁZQUEZ CÓRDOBA: En la computadora del laburo tengo el escaneo de un certificado de la empresa cinematográfica Argentina Sono Film, donde decía que el portador (daba nombre y todo) era un actor que estaba filmando un película y por eso llevaba el pelo largo; el martes la subo.

NILDA BERGONZI: Habría que decir tambien que eso te pasaba si no eras un extremista o un guerrillero. Mas q dar tus datos despues no te jodian.

FRANCISCO TRAPANI: Nilda, estás hablando desde lo que te tocó vivir. Mi viejo no era extremista ni guerrillero, era un laburante que mantenía a su familia desde los 13 años y por ser morochito lo metieron adentro y durante 24 horas lo golpearon, lo picanearon y le gatillaron armas descargadas. Después lo soltaron.

PILAR ADELA BROGGINI: Nilda: ¿y los niños apropiados seguro para vos eran también guerrilleros?

VENGADOR RECARGADO: Nilda, ¿qué pelotudez está diciendo? Estas son las cosas que vivía cualquier familia de Argentina. Cómo se nota que en esa época usted no iba a bailar o al cine y tener que volver tarde en colectivo.

JUANA LALOCA: En las aulas de la universidad había "servicios" (paramilitares) que se dedicaban a escuchar lo que hablábamos entre los alumnos, entonces nos comunicábamos con papelitos. Si tomabas un café cerca de la facultad y caían los milicos, tenías que mostrar la libreta universitaria, los documentos, explicar por qué no estabas en clase y soportar que te leyeran las carpetas. También era habitual los sabados por la noche las razzias en los boliches. Quemé libros, quemé revistas de contenido "extremista" (?). Desaparecieron a compañeros. Hasta los profesores te cuestionaban bibliografia si no era la indicada. Este clima día tras día, te volvía paronoica. No importa si, como dice Nilda Bergonzi, te dejaban tranquila: a mí me dejaron marcada PARA SIEMPRE.

MILENA SESAR: El argumento de Nilda Bergonzi es el que desembuchan varios, que si no habías hecho nada te trataban educadamente y hasta te pagaban un desayuno. Se ve que la señora vivió adentro de un frasco de mayonesa. Además, señora Nilda, debería usted saber que si era un guerrillero, tendrían que haber utilizado los procedimientos legales para detenerlo (que no incluían la desaparición, la tortura o el asesinato). Pero bueno, el que piensa así no va a cambiar nunca, al contrario, los milicos le parecen cada vez más buenos.

CLARI VENTURINO: los que se salvaron son los que pensaban como ellos o pudieron disimular lo que realmente pensaban o bien fueron lo suficientemente escurridizos. Los que dicen "a mí no me pasó nada porque no andaba en nada" y el "algo habrán hecho" tienen el cerebro lavado. Si les preguntás un poco no saben ni responder. Lo sé porque conozco a algunos muy de cerca. Y te digo mas, ellos sufrieron el terror igual que el resto. Se asustaron tanto que se compraron el discurso entero, por miedo a desaparecer. Y tanto se convencieron que les dura hasta hoy. El plan de la dictadura fue perfecto.

CLARI VENTURINO: y para un par de "walking deads" que comentaron por ahí: si los 30.000 desaparecidos tiraron bombas en algun lugar: que boluda soy que no reparé en las crónicas de las 30.000 bombas que se tiraron! O ponele que cuatro o cinco tiraron bombas y el resto eran estudiantes con revistas y música prohibida, que enseñaban en las villas o en las iglesias, pero sin duda tenían serias intenciones de tirar bombas y matar a gente inocente.

DAVID OZZIMO: Pensar que hay gente que lee la lista que hiciste y sonríe con nostalgia...

MARIO RACCA: Entre muchísimas otras cosas más que se suman a las citadas, hasta llegaron a sacar una circular dirigida a todos los periodistas prohibiéndoles criticar a la selección que se preparaba para el Mundial 78.

ADOLFO GRILLO: Siempre había que estar en la vereda de enfrente de un cana, o lejos de él, na fuera a ser que te metieran una ráfaga de plomo a vos también. Si eras puto te llevaban al hospital a sacarte un par de dientes. Sin anestesia, obvio.

MARISA MALLAVIABARRENA: En la escuela tuve problemas una vez por el color de las medias. ¡Tiempos que fueron, tiempos que nunca deben volver!

GUSTAVO MASSA: Recuerdo el toque de queda. El cruzarse de vereda o caminar rápido y con la cabeza gacha si veías a alguien con uniforme. Aún hoy me pone nervioso andar sin documentos. Y el miedo. El terror que se respiraba en el aire. Y los silencios que decían todo.

MANUEL SAVARIZ SANTOS: Y ojo que esta es la lista de lo que les pasaba a los que la pasaron bien.

ALEJANDRA ROLDÁN: Muy buena descripción de lo que padecimos en aquella época. Todavía me cuesta creer y me duele que tanta gente que, como yo, la vivió, diga que vivimos en una dictadura.

ZEQUI SAN: hoy algunos viejos vinagres dicen que con la dictadura se vivía mejor. Increíble.

GRACIELA CÁCERES: En las rutas donde había aeropuertos, cuarteles, escuelas militares, por varios kilómetros se veían carteles enormes con un soldado apuntando con un fusil FAL, y la consigna era: "No se detenga, el centinela disparará". Si ibas con tu familia, temblabas si le pasaba algo al auto.

SANDRA EDITH DOJAS: Es verdad. pasamos todo eso. Era una aventura salir a la calle, no sabías lo que iba a pasar, la policia o los militares te llevaban por nada.

MARY SE: Además las mujeres no podíamos ir a trabajar en oficinas públicas con pantalones.

MARTA BAS: Tengo 60 años, viví esos años y recuerdo perfectamente todo eso y más. Recuerdo entre otras cosas que el que era mi marido en ese momento estaba queriendo cambiar de trabajo. A través de un amigo logró tener una entrevista en una empresa muy importante y entonces vino un tipo a casa para chusmear. Aparte de un montón de preguntas que nos hizo a los dos acerca de nuestra vida personal, pidió ver la bibilioteca y en un momento le vimos el chumbo que tenía debajo del saco. Inocentemente, todavía no nos habíamos dado cuenta muy bien de todo lo que estaba pasando. Entonces cuando el tipo le preguntó por su ideología política, respondió que tenía ideas socialistas. Por supuesto nunca pudo entrar a trabajar ahí. Y por suerte no pasó nada, tal vez porque nuestro amigo estaba de por medio y tenía un alto cargo.

MARTA BAS: Y todavía me pasa que no salgo sin documentos y no puedo acercarme a un cana para preguntar por una calle.

GUSTAVO FARRA: Si andabas con campera verde te la decomisaban aludiendo a que era el color del ejército.

LUCIA SPINA: ¡Totalmente cierto! Y agrego una: en la Facultad de Derecho tenías que ir con pollera, no te dejaban entrar en pantalones. Por llevar un tapado de color rojo me tildaron de zurda.

GUSTAVO FARRA: Con mi hermano trabajábamos en una tienda de ropa en La Plata de la cual el dueño era un cuñado nuestro. En esa época mi hermano estudiaba derecho y trabajaba en el local, pero aunque trabajábamos con saco y corbata, y él era rubio, de ojos celestes y muy pulcro, tenía un "problema": le gustaba usar el pelo largo y una barba tupida. Recuerdo que un día entró un militar (creo que era coronel) a comprar algo en el local. El militar le ofreció a mi cuñado (sin saber que era familiar) que si quería lo hacía desaparecer a mi hermano por llevar el pelo largo y la barba. De más está decir que ese mismo día mi hermano cambió el corte de pelo y se afeitó, dejándose solamente el bigote.

GABRIEL BIAGI: En 1983 hice la colimba. Recuerdo que a principios de 1984, cuando comencé la Universidad Tecnológica Nacional, el teniente primero Fernández (que había sido jefe de companía comando, en la cual tuve que estar), era el "profesor de educación física".

DORA EULALIA: Muy cierto Vengador, yo viví todo eso (tengo 51) y se lo recuerdo siempre a los más jóvenes (mis alumnos) y no lo pueden creer.

ANA LAURA PERALTA: Estremecedores algunos de los relatos! Nací en el '73, en un pueblo chico del interior de Córdoba. En estos lugares no se vivió directamente tanto horror ni tampoco llegaban ciertas informaciones. Eso dicen, pero no sé si es tan así. Destruyeron el tejido social y también se encargaron de la solidaridad. A veces creo que es más fácil hacerse el gil, que involucrarse en algunas cuestiones. Si bien es cierto que el terror paraliza, no más cierto es que "el silencio es salud" (como decían las propagandas en la televisión).

CORRIENTES PC: En 1978 yo tenía cinco años y no entendía por qué no se podía caminar por la calle después de las 22:00, y era un pueblo de 5000 habitantes.

RODOLFO ESPECHE: Me pasó a los 19 años. Yendo al cursillo de ingreso a la Universidad Tecnológica Nacional me bajaron del colectivo y me pidieron los documentos. No los tenía, y estuve 24 horas preso en la Seccional 11, a cuatro cuadras de mi casa. Aunque la verdad es que no hay tanta diferencia con el código de falta que aplica De La Sota aquí en Córdoba.

DANIEL BUYATTI: Asesinaron personas, secuestraron y cambiaron la identidad de los bebés, robaban en las casas que revisaban y directamente saqueaban las casas de sus víctimas, crearon la deuda externa, con la importación cerraron fábricas, llevaron a morir a cientos de jóvenes en Malvinas, y muchas linduras por el estilo. Pensar que hay gente que dice que con ellos no había inseguridad.

PAULA CATTÁNEO: Mis viejos eran estudiantes y yo una bebé. No salían con la libreta estudiantil salvo para rendir, y bien escondida. A los milicos no les gustaban los estudiantes. Tambien paraban a los micros de larga distancia en las rutas por horas, una vez mi vieja estuvo conmigo en brazos 12 horas en las salinas de Santiago del Estero, de noche en invierno, mientras esperaban a que los dejaran seguir. No los dejaban ni subir al colectivo. Vivieron tres allanamientos. Se "chuparon" (secuestraron) a varios primos y amigos. Los despertaron con un caño en la sien.

NATALIA XENEIZE: Yo ni había nacido todavía, soy de 1987, pero tengo dos hermanos que en esa época eran chiquitos. Mamá contaba que cualquier persona que iba a enseñar a las villas desaparecía. En esa época mis papás vivían en una villa y era toda una odisea porque casi siempre entraban las patotas militares para ver si encontraban a alguien. Decían que era mejor tenerlos ignorantes. ¡Nunca más!

ROBERTO HIRSCHFELDT: Además de que los ladrones existían en esa época como antes y como después, los milicos te robaban tus bienes materiales, te robaban la vida o te robaban algún pariente. Impunemente. Y a las pibas que llevaban las torturaban y las violaban. Los gorilas que escriben en mi muro quejándose de la insegurridad, manifestando que la inseguridad es creada y promovida por este gobierno, tienen que leer este artículo.

GABRIELA VERÓNICA: Excelente descripción, yo no viví la época de la dictadura, pero en los años noventa, pleno Menem, cuando yo tenía 14 años la policía se llevó a mis amigos mediante el método de la razzia, solo porque estábamos en la esquina sentados en la vereda comiendo naranjas después del partido que habían jugado los chicos, era un ritual hermoso: fútbol, y las naranjas que nos regalaba Quiriri (el verdulero de la esquina). La cana se los llevó y los tuvo más de una semana en la comisaría cagándolos a palos. Nos pasamos los días en la vereda de la comisaría esperando que los largaran, desde ahí podíamos escuchar los alaridos de uno de los chicos. Qué sufrimiento. Aun hoy me retumba en los oídos el sufrimiento de mi amigo al que le arruinaron los riñones. Cuando salieron, varios de ellos tuvieron que irse al interior por varios meses, porque el jefe de calle los amenazaba cada vez que los veía por el barrio. Me imagino que fueron los rezagos de la Dictadura sanguinaria.

KARY MORALES: Tengo 40 años y mi papá por suerte está con nosotros pero se salvó de muchas. También mi papá tuvo que quemar o enterrar libros. Mi mamá tenía tanto miedo que un día andaban los milicos por el fondo de casa, entonces Mamá nos escondió bajo la cama, yo no puedo olvidar la cara del tipo mirando para adentro por la ventana. Mi abuela sufría por mi viejo. En esa época él perdió a sus amigos, y a otros los secuestraban de sus casas mientras dormían, los llevaban a descampados, simulaban fusilarlos y luego los dejaban desnudos en la calle. Recuerdos feos pero necesarios para tener conciencia de lo nefasto que a veces puede ser el mundo.

NÉLIDA GÓMEZ: Recuerdo que teníamos 18 años y trabajábamos cerca del Liceo Militar. Antes de la dictadura, los soldados eran nuestros amigos, nosotros compartíamos lo que llevábamos para la fábrica, un día esos mismos soldados nos dijeron "¡Alto!". Nosotros nos reímos y seguimos, y ellos siguieron con su "¡Alto!", nosotros seguimos caminando. Éramos un grupo de tres. Cuando llegamos se lo contamos al dueño y con cara triste nos dijo: "Hagan caso, por favor, los pueden matar si no hacen caso. Nosotros éramos chicos, no entendimos.

EDUARDO J CARLETTI: En los barrios todos sabíamos que si se sentían ruidos, gritos, motores de autos, no había que asomarse jamás. Te llevaban también a vos, solamente por haber visto.

ALE FOURNIER: ¿Y de la televisión y la radio qué decir? Mientras todo ese horror sucedía en todo el país, Andino (padre) —entre muchos periodistas hoy conocidos— estupidizaban a la población "denunciando" un semáforo que no funcionaba, o un bache en tal calle. Los periodistas colaboraron con la dictadura.

ALE FOURNIER: ¿Sabían que la locura militar, en su fiebre paranoica, habían prohibido las matemáticas modernas en los colegios por considerarlas subversivas, y que se evitaba hablar de la Revolución francesa?

VIRGINYA NIK: Viví mi infancia y mi adolescencia en calle México y Paseo Colón, al lado de Editorial Atlántida. Aún recuerdo cuando con mi amiga Mónica íbamos a ver los restos de sangre y pelo que quedaban en las paredes del colegio Otto Krause, sobre Azopardo, frente a los talleres de la Policía. Era un sitio de fusilamiento nocturno, no puedo creer otra cosa.

ALEJANDRA LUNA: Yo era paciente de un joven doctor (otorrinolaringólogo). Tenia 11 años, mi tratamiento era semanal. Una vez cuando llegamos al hospital mi mama insistió varias veces en que quería que me atendiera mi médico, hasta que se le acercó mi pediatra y murmurando le dijo: "Señora, no pregunte más, por favor, no lo haga, solo pida otro turno". Recuerdos tengo muchos de aquellos que, como mi médico, no volvieron más.

OMAR CUNICO: La inseguridad que se vivía. Los ladrones más psicópatas se encontraban en el gobierno, ¿se acuerdan cómo se quedaron con los hijos de los desaparecidos y con las propiedades de los desaparecidos, y con las donaciones de la gente en la guerra de Malvinas? Si tenías un amigo militante te detenían por las dudas y ahí podías sufrir las peores torturas, y si eras mujer te violaban. Si se les antojaba te soltaban y sino te mataban y eras un desaparecido.

VENGADOR RECARGADO: Jose Huenumán, ¿y a los chorros que les pasaba? Lo mismo que ahora: cárcel común y a otra cosa. Siempre hubo afanos, a pesar de que no se podía salir ni a la vereda.

VENGADOR RECARGADO: Jose Huenumán: bloqueado por pelotudo. Te equivocaste de página: la página de los anormales que extrañan a los militares no es esta. Ademas no se qué te crees que sos: en esa época, con tu cara no caminabas ni dos cuadras tranquilo que los milicos te hubiesen cagado a patadas. ¿O vos qué te pensas que sos?

JANIS JO: Mi padrino había asumido como delegado en una empresa multinacional de renombre meses antes del golpe. No pudo vivir tranquilo hasta que los milicos se fueron. Lo persiguieron mucho y no tenía más opcion que permanecer escondido. ¡Nunca mas!

JUAN FERNÁNDEZ: La libertad absoluta que ahora vivimos, los barones de la droga, dealers y otras yerbas, están a sus anchas. Esa es la otra cara de la realidad.

VENGADOR RECARGADO: Claro. De hecho, las películas de los Superagentes buscando drogas, o la de los drogadictos (de Enrique Carreras) eran inventos de mentes afiebradas, ¿no? ¿Antes no había droga? Dios mío, no se puede ser tan pelotudo. Además, sos tan pelotudo que apoyás lo que dice Sergio Massa, y los mayores traficantes fueron encontrados en Tigre.

MILENA SESAR: Jajajja, Juan Fernández: sí, los porros que yo me fumaba en 1978 me los traía un marciano. Y la gente que conocí y que a los principios de los años ochenta estuvo en rehabilitación, durante la Dictadura se había drogado con chocolate amargo.

CHOMBI FIEG: Y los "enfrentamientos" eran asesinatos. Los periodistas de la époica difundían los asesinatos de maestras o delegados sindicales como enfrentamientos con terroristas.

JANIS JO: Una vez "levantaron" a un vecino. Creo que fue en 1976. El hombre era delegado, un tipo de familia. En el barrio se dijo que un vecino lo había denunciado como subversivo. Nunca más apareció.

VENGADOR RECARGADO: otra más: frente a los destacamentos militares había un cartel rectangular, con una imagen de un soldado apuntando y con el siguiente texto: "Zona militar,
prohibido estacionar o detenerse o el centinela abrirá fuego". Nunca quise intentar ver si eso era cierto.

SERGIO HORACIO ROSALES: Lo de los carteles era muy cierto, Vengador Recargado, conozco dos casos en los que se paró el auto y a quien manejaba lo mataron a tiros sin preguntar nada. Eso también le pasó al tío de la presidenta, en La Plata. Se le detuvo el auto en la cuadra de una comisaría y los milicos lo mataron a tiros por eso.

LAUTARO OCAMPO: Y todavía hay hijos de puta que creen que eso era seguridad, ¡qué manga de infradotados!

ORNE TESTA: Porque nací en una familia donde jamás se ocultó la muerte de mis dos tíos en manos de esos asesinos, siempre conocimos su lucha y nos sentíamos orgullosos.

DEBH KRASNOBRODA: También te tiraban la puerta de tu casa a patadas, a la madrugada y entraban quichicientos tipos a los gritos y todo se volvía un caos de susto. Yo tenía 5 años cuando se lo llevaron a mi viejo. Lo recuperamos porque teníamos guita y se dieron cuenta de que fue una denuncia infundada. Ahora menos mal que sólo buscaban a mi viejo y no revisaron la casa. porque teníamos libros y discos prohibidos.

CLARA PATRICIA RAZU: Cuando entrabas a la facultad (Ciencias Económicas, de la UBA), la policía revisaba las carteras, los bolsos, los maletines.

SILVIA DRIKIER: Muchos "operativos" eran para robar directamente. Lo de subversivos era verso, sé de un caso en que se llevaron la mercadería y al chico que laburaba y nunca más apareció. En el lugar han puesto una baldosa recordándolo.

SUSANA CASTRO: Aún hoy no salgo a la calle sin documentos. Y tengo 56 años.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario